miércoles, 23 de junio de 2010

Dr. León Teicher, Presidente de Cerrejón,

Palabras del Dr. León Teicher, Presidente de Cerrejón, durante la
ceremonia de graduación de la Universidad Icesi, Febrero 20, 2010.......


He aprendido que la clave es la gente. Que un buen equipo motivado saca
adelante cualquier negocio y enfrenta cualquier circunstancia. Y que nada
motiva más a la gente que sentirse respetada y saberse valorada.
Que uno no es líder porque se las sepa todas sino por saber escuchar a los que
saben más y por ser capaz de hacer que todas las voces de un coro canten en
armonía. En especial si son Prima Donnas. Que hay que tener aptitud, pero que
es más importante la actitud. Que la única constante es el cambio y que hay que
desarrollar un buen plan pero que hay que mantener una tabla de surfear debajo
del brazo por si pasa una de esas olas que aparecen de vez en cuando y que se
llaman oportunidades. Que entre más duro trabajo más suerte tengo. Y que la
suerte es la combinación de la preparación con la oportunidad. Que hay que
tener estrategia pero también hay que tener cintura. Que el que tiene verdades
reveladas inflexibles y no se adapta, perece. Que cada que creemos que “ya
llegamos” y ”ya sabemos” corremos el riego de ser complacientes y de que nos
barra una nueva ola. Que sólo si le apuntamos a las estrellas llegamos a un sitio
elevado. Que “hasta que no esté, no está”. O sea que no basta con la iniciativa
sino que hay que tener “acabativa”.Que sólo la crítica sincera nos deja ver
nuestra imagen real en el espejo y que no hay que temerla ni amilanarse por ella
sino buscarla, cultivarla y aprender de ella. Que más rápido cae un mentiroso
que un cojo. Que la honestidad sí paga. Que no se puede confundir la amistad
con el favoritismo en las empresas. Que aprendemos tanto o más de los
fracasos que de los éxitos. Que el éxito es como el alcohol: si se nos sube a la
cabeza estamos en peligro, sobre todo si conducimos, ya sea un vehículo o una
empresa. Que las altas posiciones y los honores en las empresas y en la vida
son fugaces y lo único perdurable es lo que uno es. Que no puede uno creerse
que uno es lo que uno hace y que lo verdaderamente perdurable son las
relaciones sinceras.

Y que, de nuevo, debemos respetar si queremos ser respetados. Ser solidarios
si queremos solidaridad. Ser leales si esperamos lealtad.
Que la libertad no está garantizada, que hay que defenderla, luchar por ella. Y
que nada atenta tanto contra la libertad de todos como la desigualdad, la
inequidad y la injusticia.
Que las empresas son conjuntos de personas, ciudadanos colectivos, miembros
de la sociedad. Y que como tales tenemos derechos pero tenemos también
obligaciones. Que el privilegio de poder crear riqueza libremente nos obliga a
compartirla. Que lo que hoy llamamos “Responsabilidad Social” no es una moda
gerencial. Es una obligación moral. Y también es buen negocio. Especialmente
en un país lleno de pobreza y carencias como el nuestro. Porque si la gente no
recibe su parte del beneficio, siente que la estafaron. Porque si ven cómo se
crea riqueza a su alrededor pero no les llega a ellos ni a sus hijos, la resienten,
la odian, la quieren destruir. Bastaría tan sólo con la obligación moral para que la
Responsabilidad Social fuese indispensable parte de las empresas. Bastaría con
sólo el hecho de que es buen negocio para que nunca la ignoráramos. Lo mejor
es que ambas, obligación moral y buen negocio, actúan en la misma dirección.
Mis queridos graduandos de Icesi, Uds. aspiran a tener éxitos en sus trabajos,
en sus negocios. Yo así se los deseo. Y sé que lo tendrán, por la excelente y
privilegiada educación que han recibido. Y por el excelente ejemplo que sus
maestros y directivos les dan.

Sólo les recomiendo dos cosas más:

Que a la auto-confianza que será su motor profesional y a la envidiable energía
y ambición de la juventud, le sumen el respeto por la experiencia. Que no se
crean cuando llegan a una empresa, o entidad, que esos hombre o mujer
mayores, de pronto canosos, que tal vez no distinguen Facebook de Twitter, que
posiblemente no saben mover los pulgares a la velocidad de la luz en frente de
una pantalla, que tal vez no conocen la más reciente jerga de la banca de
inversión, son ignorantes, obsoletos y de los que no tienen nada que aprender.
Recuerden que no importa con qué capacidad original arranca uno, la
experiencia es lo único que no se improvisa y “más sabe el diablo por viejo que
por diablo”. No en balde las sociedades antiguas las lideraban los consejos de
los “elders”, de los viejos, de los sabios.
Y que nunca olviden a los otros. Especialmente los más débiles y exentos de
privilegios por cualquier razón de las circunstancias. Que se comporten con el
otro como quieren que otros se comporten con Uds. Que sean conscientes,
como líderes que serán, de que las sociedades cuyos líderes son miopes y
egoístas terminan invariablemente perdiendo su libertad, perdiéndolo todo en
manos de demagogos y populistas que le hablarán al oído y al corazón a
aquellos a quienes esos líderes despreciaron, ignoraron y no quisieron escuchar.


A quienes esas sociedades miraron como “chusma”. O solamente como
“consumidores”. Y no como seres humanos iguales a ellos, con aspiraciones,
necesidades y sueños como los suyos. Y después de eso, de perderlo todo, no
les queda alternativa distinta de irse a “llorar la arepa” en Miami, en Madrid, o en
otros sitios lejos del chontaduro y del champús.
Amigos, les deseo buen viento y buena mar. Y no olviden llevar la tabla de
surfear.

Dr. León Teicher, Presidente de Cerrejón.

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